viernes, 2 de julio de 2010

Volver con la frente Mongola, las nieves del tiempo rusas , platearon mi sien en el tren Transiberiano para sentir que es un soplo la vida...


Después de 25 días haciendo el pingo por Mongolia (estepas, desiertos, gerds, nomadas...), pasando calor y kilometros en el tren Transiberiano y pateando Moscú y San Petersburgo he vuelto a la actividad normal. Ya me he chupado todas las vacaciones del año, por lo que me espera unos meses de quemazón de ordago hasta que me vuelva a ir algún otro lugar , salvo si me toca la Lotto o algo así. No sé si me culo inquieto, lo aguantará.
Sobre el viaje debo decir que ha sido una pasada, tanto por el paisaje, por lo vivido (hay unas 3.000 fotos sobre el tema), por la constatación que España como pais y europa como ente extraño tiene una lamentable representación exterior (haré un articulo aparte en unos días sobre nuestra odisea con el pasaporte en Mongolia y en Rusia, ya que es de película de Berlanga) así como por la desconexión total de mi mundo cotidiano que ha supuesto. Con decir que el 90 % de las noches que he dormido por ahí fuera he soñado (entendedme. Quiero decir que me levantaba teniendo la consciencia de haber soñado), está dicho todo. En Barcelona hace meses que no me pasaba, supongo por la sobrecarga de cosas en la cabeza que llevaba.
Tan desconectado he estado del mundo, que la vuelta a mi vida habitual ha sido como varios bofetones, uno detrás de otro. Me he enterado que hay Mundial de Futbol, que hay una reforma regresiva Laboral aprobada y una huelga general convocada, la sentencia del Estatut, más hazañas de Millet, etc...
Sobretodo, también ha habido dos personas con las que estaba vinculado que nos han dejado: el escritor José Saramago, cuyo blog ha estado linkeado en la parte derecha de mi blog como "amigo" desde el principio de mi actividad bloguera y la muerte de mi compañero de trabajo "Miguelito" a quién un cancer traidor se lo ha llevado. Recordaré siempre las tertulias futbolisticas, siempre respetuosas, que manteniamos en la sala de descanso sobre el Espanyol (a pesar de ser un grandisimo culé, siempre le llevaba al terreno dialectico de hablar de mi equipo) y de la última vez que lo ví, justo el día que yo marchaba de vacaciones, en que nos despedimos con un guiño y un adios con la mano. Un bocado de realidad , que nos recuerda que la vida puede ser muy injusta y que el futuro es siempre incierto.

1 comentario:

J.L.Rueda dijo...

La vida algunas veces es una puta mierda... por suerte no lo es todas las veces.