Ayer la unica chica que se asomó a tu ventana, fue la muerte. Como manda el manual del buen poeta tuviste una vida atormentada, viajando de las drogas a la depresión con billete de ida y vuelta, mientras tu cara y tu cuerpo se marchitaban prematuramente e inexorablemente , como prematuramente e inexorablemente se habían marchitado los sueños de una generación entera.
Tenías razón cuando decías que el mejor homenaje que te podían hacer tocar tu musica y por eso has dispuesto que en tu capilla ardiente haya guitarras a disposición de la gente para expontaneamente toquen con ella por ejemplo tus versos y tus canciones. Eso es no dejar de ser poeta ni después de muerto. Nada más, ni nada menos.
Mi humilde homenaje es tal y como quieres: con tus versos y tu música.
2 comentarios:
Por fortuna los poetas nunca mueren...
Anna García
Desgraciadamente la imbecilidad humana tampoco muere nunca y los poetas son más necesarios hoy que nunca.
Perdemos a alguien que mas que necesario era imprescindible.
Publicar un comentario