No por ello, debo de reconocer que la labor de este eurodiputado ha estado bastante lustrosa, teniendo en cuenta que la Eurocamara desgraciadamente sirve para muy poquito, ya que el peso de la politica europea se hace desde el Consejo Europeo y la Comisión Europea.
Gracias a Guardans (y a Willy Meyer de IU) la voz de un ciudadano diabético, el tocayo David Raya, llegó a Estraburgo para explicar las situaciones kafkianas que se daban en los aeropuertos europeos y que afectaban a todo el mundo (diabético o no), y se consiguió dar a conocer la normativa secreta que nadie , ni siquiera la gente encargada de aplicarla, conocia (¿y cómo la aplicaban? era la pregunta). Durante estos años ha hecho continuas intervenciones en la Eurocamara poniendo el sentido común (como cuando se intentó prohibir los patines a los niños europeos por ser susceptibles de causar caídas a esos mismos niños) por encima de las ideas. Su labor se ha basado en abordar problemas cotidianos que afectan diariamente a la gente, en vez de filosofadas (que pueden ser muy respetables y a veces recomendables) como la "Casa Gran" o si "somos catalanes o españoles".
O por no recordar el episodio más mediatico: el de el ataque terrorista en Bombay. Mientras Esperanza Aguirre ponia pies en polvorosa hacia Madrid, él se quedó (en cuanto cargo representativo público responsable que dijo "aunque soy sólo eurodiputado y en condiciones normales esto no me corresponde hacerlo, soy ahora mismo la persona europea de más rango en este lugar y tengo que quedarme") a coordinar "in situ" todas las situaciones personales de las personas europeas afectadas, españolas o no, incluidos los abandonados acompañantes de la Espe.
El problema de Guardans en CIU , como el de Maragall en el PSC o como el mío propio en EUIA, es que ejercemos de librepensadores dentro de nuestras organizaciones, criticando cuando hay que criticar y sin confundir las ideas con las consignas, y la coincidencia ideologica con el dogma de fe. Gracias a ello, solemos ser más populares fuera de nuestras organizaciones que dentro, y también gracias a ello, cada vez la gente se aleja más de esas organizaciones. Se hace urgente una reflexión sobre el futuro de esas organizaciones, sobre si lleva a algún lado la estrategia del "el que NO está siempre conmigo, está es suceptible de estar contra mí" y sobre si están dispuestas a abrirse a la sociedad, aunque ello suponga el final del "Sí, bwana" en el que estamos instalados.
Lo dicho. Desde la discrepancia, siento lo que ha pasado con Ignaci Guardans (como en su día, y desde la discrepancia, sentí mucho, lo que le hicieron a Pascual Maragall).
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