
En el estado de Anantapur la gente le veneraba como una especie de ser sobrenatural . Recuerdo que cuando ibamos con la gente de la Fundación con el Jeep a los poblados diseminados por un diametro de 360 Km (él por su delicado estado de salud, practicamente no sala de la Fundación), la gente me preguntaba "¿lo conoces?¿lo has visto alguna vez?". Por respeto contestaba que Sí, en vez de decir "pero si he estado desayunando con él o me lo he encontrado paseando por allí y nos hemos quedado un rato charlando". Eso es la sencillez del gesto cotiadino´, que no sólo tenía con nosotros "los valencianos del Norte" , sino especialmente con la gente de Anantapur que se acercaba a verlo. Era impresionante ver como se fomaban los circulos de gente alrededor de una sonrisa.
Valorar la sencillez, quiere decir aprender a valorar una jarra de agua (cantidad de agua limpia necesaria para ducharse en la India) o dos huevos duros (las proteinas que comian a la semana las mujeres de la casta de los Intocables después de dar a luz). La revolución silenciosa, concepto que me enseñó Vicente Ferrer y hasta que no vas al Estado de Anantapur no acabas de entender del todo, se basaba esencialmente en la revolución del gesto cotidiano. Nada más sencillo y nada más dificil. Por ejemplo, la revolución del gesto se basaba en que las casas que entrega la Fundación a las comunidades deben ser inexcusablemente propiedad de la mujer de la familia (la mujer allí es la ultima que come, pues primero come el marido, luego los hijos y si sobra algo, la mujer, que acaba en la mayoria de casos malnutrida), o que los discapacitados tengan trabajo asalariado en la Fundación, pasando de ser gente que acababa arrajados a los pozos por sus propias familias (una boca más que alimentar que no trae ingresos) a ser uno de los miembros más importante en la supervivencia de la famila.
La sencillez de dar Educación y Sanidad a casí 3,5 mmillones de personas, la sencillez de implantar programas de planificación familiar (en un sociedad como la India), la sencillez de encontrar sinergia con el propio Gobierno para vacunar a milloes a millones de personas de enfermedades que en otros estados de la India son autenticas pandemias, la sencillez del Sï y la Sencillez del NO, la sencillez de intentar arreglar la diarrea de Laura con la receta casera de yogourt o la sencillez de ocuparse de mi madre cuando cayó enferma en la Fundación.
La Fundación ya hace años que estaba gestionada por su mujer Ana y su hijo Moncho, por lo que la revolución silenciosa seguirá a pesarde su muerte . Otra cosa es la sonrisa picara de Vicente Ferrer, eso lo perdemos.
Por último vuelvo a recordar la dedicatoria que Vicente Ferrer me hizo "los economistas son más utiles en el Cielo que en la Tierra". Creo que las personas como Vicente Ferrer son al revés. Son más utiles (imprecisdibles) en la Tierra que en el Cielo. La muerte en este 2009 está siendo muy cabrona...